El mantenimiento preventivo podría definirse como la acción de revisar de manera sistemática y bajo ciertos criterios a los equipos o aparatos de cualquier tipo (mecánicos, eléctricos, informáticos, etc…) para evitar averías e incidencias ocasionadas por uso, desgaste o paso del tiempo.
Hoy en día, el mantenimiento preventivo debería ser un pilar fundamental en la estrategia de cualquier industria o empresa, ya que un buena planificación de las tareas de mantenimiento, nos hará ahorrar costes y aumentar nuestra productividad.
El mantenimiento preventivo se adelanta a las averías antes de que ocurran o hace que sean menos graves, por lo que disminuye el gasto en reparaciones y el tiempo en el que los equipos dejan de estar operativos debido a las mismas.
Podemos distinguir tres tipos de mantenimientos dentro del mantenimiento preventivo y la suma de los tres daría lugar a un plan de mantenimiento; el cuál es fundamental para realizar una labor de mantenimiento de calidad. Estos son los tres tipos principales de mantenimiento preventivo:
Se realiza por horas de funcionamiento, tiempo o kilómetros. Estableciendo un límite que no debe ser sobrepasado sin inspeccionar todo o parte del equipo.
Se realiza al final del período máximo de utilización, sea éste estimado o indicado por el fabricante. Puede realizarse detectando signos perceptibles con los sentidos (aumento de temperatura, vibraciones,...) o con aparatos específicos. Y que sin suponer una anomalía en sí mismas, sean el preludio de un futuro problema.
Además, dependiendo del tipo de equipo al que realizar el mantenimiento también podemos contemplar:
Mantenimiento pasivo
Mejora de todos los aspectos externos al equipo que pueden ser susceptibles de mejorar/empeorar su rendimiento (Temperatura, humedad, Luz, estanqueidad,...)
Mantenimiento activo
Revisión de todos los componentes susceptibles de sufrir desgaste. Dependiendo de la calidad y el tipo de los componentes a realizar el mantenimiento, deberemos supervisar de manera más o menos frecuente el desgaste de los mismos debido al uso.
La suma de todos estos tipos de mantenimiento dan lugar a un plan de mantenimiento, que es la base para evitar o minimizar las incidencias y las averías en cualquier tipo de maquinaria.
Un mantenimiento preventivo es esencial debido a sus múltiples beneficios que aporta a la empresa en diversos campos y áreas de negocio. Por ejemplo, evita costosos gastos al anticipar problemas y averías y prolonga la vida útil de equipos, ya que éstos nunca trabajan con componentes defectuosos. Además de mejorar la eficiencia y seguridad, también permite realizar una planificación más eficiente del trabajo al reducir el tiempo de inactividad no planificado, conservando recursos y cumpliendo con las normativas vigentes.
El mantenimiento preventivo es un enfoque rentable que asegura operaciones fiables, eficientes y seguras, al mismo tiempo que minimiza costos y maximiza la vida útil de los activos.
Disponer de un plan de mantenimiento preventivo permitirá a las empresas disfrutar de una serie de interesantes beneficios, entre los que podemos destacar:
Al prevenir fallos y posibles problemas graves, se evitan costosas reparaciones o reemplazos de urgencia, lo que implica un gran ahorro a medio y largo plazo (se evitan muchos gastos imprevistos que merman la rentabilidad del negocio).
El mantenimiento regular y planificado ayuda a mantener los equipos y sistemas en óptimas condiciones en todo momento, prolongando su vida útil y retrasando la necesidad de adquirir nuevos activos.
Gracias a un buen plan de mantenimiento preventivo, las empresas pueden amortizar de forma más eficiente su inversión en maquinaria, herramientas, equipos, dispositivos, y otros activos importantes.
Los equipos y sistemas que cuentan con un buen mantenimiento preventivo funcionan de manera más eficiente, es decir, consumen menos energía mientras operan al 100 % de su capacidad y rendimiento.
Al identificar y abordar problemas antes de que causen interrupciones en las operaciones, se minimiza el tiempo de inactividad no planificado, lo que es especialmente valioso en entornos productivos.
El mantenimiento preventivo ayuda a prevenir problemas potenciales de seguridad al detectar y corregir condiciones peligrosas antes de que se conviertan en amenazas reales.
Los trabajadores, técnicos y operarios podrán realizar sus tareas en un entorno más seguro, evitando muchas situaciones que pueden ser perjudiciales para su salud e integridad física. La mayor parte de los accidentes laborales que se producen están relacionados con el contacto entre los trabajadores y la maquinaria o equipos, por lo que un plan de mantenimiento preventivo es fundamental para minimizar este tipo de incidentes.
Al contar con un plan predefinido, es posible programar el mantenimiento en momentos adecuados, optimizando las tareas de producción y evitando interrupciones imprevistas.
Con un plan adecuado de mantenimiento preventivo, se conseguirá que las tareas propias de este tipo de mantenimiento se realicen en el momento oportuno para que tengan el menor impacto en la actividad del negocio.
Un plan de mantenimiento preventivo ayuda a cumplir con las regulaciones y estándares de la industria, evitando posibles sanciones legales y asegurando una operación dentro de los límites legales y éticos (sobre todo en materia de seguridad laboral).
El mantenimiento preventivo tiene un impacto directo y positivo en la calidad de los productos fabricados al asegurar que los equipos funcionen correctamente en todo momento (según las especificaciones de fabricación para obtener los mejores resultados).
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